miércoles, 4 de enero de 2012

CARTA A LOS REYES MAGOS



Queridos reyes magos…hace años que ya no os escribo, tal vez demasiados. Por desgracia deje de creer en vuestros poderes y en vuestra visita anual.
Pero esos mismos años, me han hecho ver que seguís existiendo, que solo hay que mirar en nuestros corazones, para encontraros ahí guardados, escondidos,  esperando la ocasión para reaparecer en nuestras vidas de adultos, y poder recuperar, aunque solo sea por un instante, esa mentalidad infantil que tanto añoramos.
El otro día hice una foto de un crío entregándoos su carta repleta de peticiones de regalos, y la cara de felicidad con la que volvía de ese fugaz encuentro, es la que me ha hecho reflexionar y escribir yo también la mía. Me parece que ese rostro que manaba alegría, es el mejor regalo de reyes que los adultos podemos recibir, aunque no tengamos hijos, o nietos en esas edades.
Esa cara me ha trasportado a mis años infantiles, y me ha recordado que también quiero pediros algunas cosillas.
Pediros  sobretodo FELICIDAD para todos en general. Es un regalo baratito, se compra solo con una palabra amable, un beso, con un adiós, unas gracias o un buenos días.
 Y también AMOR, tampoco cuesta demasiado. Pero amor real, amor a nuestros semejantes y a todos los hombres de buena voluntad, como nos dijo ese niño que venís de  adorar en Belén.
Y para finalizar quiero pediros PAZ, paz para este planeta que parece que nunca quiere estar tranquilo, pero PAZ también para todos nosotros, que continuamente hacemos “guerra de guerrillas”, criticando y ensuciando la reputación y prestigio de nuestros vecinos y amigos, y que no paramos hasta destruirlos, como árbol caído del que todos hacemos leña.
¡ah!, y como el saco del  carbón lo llevaréis ya vacio, os rogaría que lo llenarais  hasta los topes de envidia, vanidad y soberbia, de las que tanto sobran por estas latitudes, y os las llevarais lejos, muy lejos de este mundo.
En la esperanza de ver cumplidos mis deseos, os saluda atentamente
                                                                              Manuel Molina Serrano